Sin duda el comer despacio o rápido influye directamente en nuestro peso. Ya que en 10 minutos, la cantidad de alimentos ingeridos varia muchísimo dependiendo de la velocidad de ingesta.
A pesar que es una circunstancia poco valorada para la población en general, es una característica que se debe tener muy en cuenta. Ya que en un día solemos hacer unas 4 comidas al día, lo que quiere decir que en una semana realizamos unas 28 ingestas y en un mes llegamos a hacer más de 120 comidas.
Una situación que se repite muchísimo y si además de comer mal, solemos comer muy rápido, no nos favorece de ninguna de las maneras.
El comer despacio implica una mejor digestión de los alimentos, gracias a que estos tienen un tamaño más pequeño y la acción del ácido clorhídrico en el estomago es más eficaz. Además, de poder obtener una mayor biodisponibilidad de nutrientes.
Algunas de las técnicas que pueden ayudarnos a comer más despacio son:
- coger una menor cantidad de alimento con la cuchara o tenedor
- trocear los alimentos a tamaños más pequeños
- ir a buscar cada plato a la cocina; segundo plato y postre
- masticar 15 veces más de lo habitual
- mantener una conversación con el resto de la familia o amigos
- evitar la distracción del televisor o móvil
Además de ayudarnos a controlar el peso, el comer despacio nos ayuda a poder disfrutar más de la comida, ya que no es solo el acto de ingerir alimentos, sino que debemos disfrutar de su textura, olor y sabor.
me gusta esta noticia muy buena gracias
Gracias a ti Luz por visitarnos.