Cada cierto tiempo la idea vuelve con fuerza. Ahora llega con la denominación detox porque en inglés todo parece más moderno o más científico.
Se supone que el organismo, una vez alcanzado un nivel de toxinas, debe resetearse, hacer borrón y cuenta nueva, y someterse a purgas más o menos extremas.
Hoy estamos en la era de los zumos verdes, pero se ha pasado por el sirope de arce, la alcachofa, la piña y hasta la orina humana. “Necesitamos depurarnos, pero ya tenemos órganos para eso”, dice el nutricionista Juan Revenga. “El metabolismo humano es el rey del reciclaje, produce moléculas nocivas, pero lo normal es que las elimine”, explica el bioquímico J. M. Mulet, profesor de la Universidad de Valencia y autor del libro Comer sin miedo.
“Purificamos a través del hígado, los riñones y los pulmones”, detalla Aitor Sánchez García, dietista, nutricionista y autor del blog Mi dieta cojea. Desintoxicar, purificar, depurar… cualquier palabra que evoque limpieza es susceptible de convertirse en el verbo de la temporada.
Estos expertos no compran la historia de las dietas de desintoxicación. Tampoco lo hace Susana Monereo, jefa del servicio de endocrinología y nutrición del hospital Universitario de Getafe (Madrid), que apunta que “científicamente este concepto hace aguas por todas partes”. “Funcionan por fe, porque después del exceso viene la purga, es como el Ramadán o el ayuno de Cuaresma. Estamos en la sociedad de lo inmediato, queremos cosas que arreglen en 20 días los excesos de un año”, añade Aitor Sánchez.
En 2009, un grupo de científicos adscritos a la red Voice of Young Science publicaron los resultados de una investigación que revisó s kit varios de lodetox más populares del mercado. Su teoría fue que ninguno era capaz de demostrar su potencia purificadora, ni de hacer lo que prometía. “Nuestra conclusión es que el término detox es un mito”. Algo similar afirmó Choice, la organización de consumidores de Australia, después de revisar varios programas de desintoxicación: “Una semana o dos no le salvarán de los daños de un año de comer mal, fumar o beber en exceso”.
Lo cierto es que el cuerpo teórico que sustenta las dietas de desintoxicación consuela, tranquiliza y es fácil de creer. Todos nos sentimos químicamente sucios, víctimas de la contaminación y expuestos a todo tipo de residuos, hormonas y contaminantes. Y queremos hacer algo al respecto. “No tiene una base real. Ésta es la época de mayor seguridad alimentaria de la historia. Los alimentos se contaminan principalmente de insecticidas y metales pesados, pero no es tan frecuente como se cree. Existen mecanismos para detectarlo y apenas hay alarmas”, asegura Mulet.
La imagen global de las dietas detox en su versión primavera-verano 2014 es la de una celebrity paseándose con un zumo verde por las calles de Londres o Nueva York. Un líquido que presumiblemente estará compuesto por varias verduras como el apio o las espinacas y la revalorizada col rizada (kale), así como semillas de chía o de lino. Todo ello mezclado con agua de coco o del grifo, según mande la receta.
Sus devotos se hacen llamar juicers. Su guía espiritual es Joe Cross, un australiano obeso que hizo la película Fat, sick and nearly dead (Gordo, enfermo y casi muerto; 2011), se sometió a una limpieza de zumos de 60 días y emergió convertido en el “carismático evangelizador de los zumos”, según la versión británica de Vogue.
La herramienta fundamental de la tribu es la licuadora, cuyas ventas mundiales se han disparado. El almacén británico John Lewis reconoce un crecimiento del 60% en sus transacciones en 2013. Y el objeto de deseo es el modelo 280 de Norwalk, al que se le adjudica la capacidad de extraer más zumo que el promedio de los equipos del mercado con el poder de mantener intactos enzimas y nutrientes. El precio supera los 2.000 euros.
La ambición de los ‘juicers’ es purificar su organismo de las “toxinas modernas”, los “nuevos tóxicos disruptores del sistema endocrino que el cuerpo no es capaz de eliminar por sí mismo”. El resultado sería una piel radiante y una salud de hierro.
¿Cuáles podrían ser estos tóxicos inteligentes de nueva aparición, resistentes al metabolismo humano?
“Estos métodos plantean que estamos llenos de toxinas y que hay que hacer algo adicional a lo que ya realizan el hígado, los pulmones y los riñones para limpiarse. Y eso no está probado. Sí se sabe que se acumulan pesticidas y metales pesados en algunos alimentos. Por ejemplo, existe una recomendación de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) de limitar el consumo de atún rojo y pez espada en las embarazadas, así como de eliminar las acelgas y espinacas de los purés de los bebés menores de un año.
Pero estas dietas de desintoxicación hablan de otras toxinas que hay que depurar… No sé cuáles son, no las conozco. Curioso que siempre haya que seguir una pauta o comprar un producto para conseguirlo”, señala el autor de Mi dieta cojea.
Un estudio publicado en el British Medical Bulletin reconoce que la vida moderna nos expone a toxinas provenientes de insecticidas, herbicidas o fertilizantes. “Pocos expertos pondrían en duda que cualquiera de ellas en grandes dosis nos enfermaría, pero eso no responde a la pregunta de si la desintoxicación es una rutina que todo el mundo debiera poner en marcha”. Los firmantes del estudio argumentan que incluso los médicos simpatizantes de la medicina alternativa admiten que, así como existen abundantes ensayos controlados sobre la intoxicación por fármacos o alcohol, no existe ninguno que se concentre en el impacto de estas supuestas toxinas ambientales. “Hoy día, el término detox es más un discurso promocional que científico”, remata el British Medical Bulletin.
Los que se someten a una desintoxicación pueden escoger entre varias opciones. Algunos empiezan por 5 días, otros se animan con 21, y según afirma el gurú Joe Cross, él ha visto curas de hasta 100 días. Se afirma que los dos primeros son los más duros. “La idea de la compensación: para remediar el mal ya hecho me someto puntualmente a un patrón restrictivo o purgativo. Funciona muy bien en nuestra cultura. Me limpio unos días para poder volver a la casilla de salida, es decir, a mis viejos hábitos”, explica Revenga, también autor del blog El nutricionista de la general. “No tiene sentido compensar con otros excesos, la mayoría de estas dietas son deficitarias en algo y si se acompañan de una práctica deportiva intensa pueden ser peligrosas”, afirma Aitor Sánchez. “Una dieta debe ser equilibrada, cinco días a zumos o batidos no hace que elimines toxinas; si eres bajo de tensión o tienes déficit de proteínas, te puede provocar mareos. Al cuerpo no le gustan los cambios muy radicales”, reflexiona Mulet.
¿Son o no son depuradores estos zumos? Según los expertos consultados, la moda de los zumos verdes es mejor que otras, pero se espera de ellos unos efectos milagrosos que nunca van a llegar. “Una dieta equilibrada con abundante fruta y verdura es recomendable, pero no tiene propiedades mágicas”, tercia Mulet, que aconseja desconfiar de cualquier régimen que vaya acompañado de palabras como alcalino, macrobiótico, ortomolecular o cuántico-holístico. “¡Demasiadas palabras!”, advierte. “Desde el punto de vista nutricional no estoy en contra de los zumos verdes, pero no se les pueden atribuir efectos terapéuticos que no tienen”, apunta Sánchez.
Para estos expertos, el propio hecho de que a lo largo de la historia tantos alimentos o sustancias hayan sido considerados purificantes es el mejor ejemplo de que ninguno funciona. “Si no, ¿para qué cambiar?”, se pregunta el dietista Aitor Sánchez. Según Mulet, detrás de la glorificación de un alimento siempre hay el excedente de una industria que patrocina y financia estos métodos depurativos. “En 1960, Estados Unidos se entregó a la dieta del pomelo, depurativa, purificadora. Los hippies la abrazaron con pasión; luego se supo que había coincidido con un excedente de producción de pomelos. Los antisistema por excelencia fueron seducidos de un modo sencillo, con una dieta”. Sin ánimo de alentar teorías de la conspiración, ¿se sabe algo de cómo va la producción mundial de col rizada esta temporada?
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