Todo el mundo ha oído hablar de las grasas pero a veces, solo cuando miramos la etiqueta de un alimento es cuando nos damos cuenta que encontramos diferentes tipos de grasas y es aquí cuando se enciende la alarma.
¿Cuál debo consumir? Al ver ese etiquetado no somos capaces de saber diferenciar, entre las grasas «buenas» y las «malas», o entre las «saludables» o «no saludables».
Pues bien, si analizamos una etiqueta de cualquier alimento, encontraremos de manera global el concepto de grasas y posteriormente, diferentes términos sin diferenciar entre saludables y no saludables.
En el etiquetado, aparecen las temidas grasas saturadas, hidrogenadas y el colestesterol. Que podríamos nombrar como «grasas no saludables», ya que un exceso de estas provoca un alto riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Si el producto además de grasas «malas» aporta grasas saludables, encontraremos la aportación de monoinsaturadas y polinsaturadas. Las cuales se recomiendan consumir en mayor concentración, ya que estas provocan en efecto contrario. Nos ayudan a reducir el riesgo de sufrir altos niveles de colesterol y a disminuir el riesgo de muerte por fallo cardíaco.
Cristina Sánchez Reyes
Dietista Reus.