Inicialmente debemos tener en cuenta que la glucosa es un monosacárido esencial y obligado para nuestro cuerpo. En particular, el encéfalo, eritrocitos, leucocitos, sistema nervioso y otros tejidos tienen como fuente de energía única y exclusivamente la glucosa.
Unos niveles elevados de glucosa puede comportar la aparición de diabetes, pero unos niveles bajos puede ocasionar grandes cambios metabólicos en nuestro organismo.
Las personas que realizan ayunos prolongados, mantienen la glucosa en unos niveles adecuados gracias a los depósitos de glucógeno, con los que se lleva a cabo la gluconeogenia hepática. Es decir, la transformación de glucogeno a glucosa en el hígado.
Pero a medida que pasa el tiempo, la concentración de glucógeno disminuye significativamente, hasta tal punto de necesitar un nuevo sustrato para mantener los niveles correctos de glucosa. Es entonces es cuando intervienen las fibras musculares, en particular el aminoácido alanina.
A medida que los niveles de glucosa se mantienen por el metabolismo de los aminácidos, el hígado progresivamente deja de realizar la gluconeogenesis y el riñón es quien lleva a cabo este trabajo.
Otro proceso que hay que tener en cuenta es la un fuente de energía. En este caso, entra en juego los depósitos de grasa.
Los ácidos grasos viajan a través del torrente sanguíneo hasta el hígado, donde acceden al interior de las células hepáticas y dónde finalmente penetran en la mitocondria celular gracias al transportador de la famosa, carnitina aciltransferasa. Una vez aquí, se realiza la B-oxidación, donde los ácidos grasos se transforman en las también conocidas cetonas.
Estas compuestos, acceden al torrente sanguíneo para aportar energía a los músculos. A medida que los niveles de cetona aumentan, el encéfalo y eritrocitos se ven obligados a consumir la cetona como fuente de energía, por lo que la degradación de proteína muscular también disminuirá. Sin embargo, cuando los niveles de masa grasa desaparezcan, intervendrán la masa muscular hasta poder ocasionar el fallecimiento.
El uso de cetonas como fuente de energía ocasiona vómitos, deshidratación y cetoacidosis metabólica. Por lo que no es un proceso correcto para la pérdida de peso como en muchas ocasiones se realizan.
Cristina Sánchez Reyes
Dietista Reus