La granada es una fruta otoñal con un aspecto muy peculiar debido a que su interior está formado por miles de granos rojizos, los cuales dan el nombre a esta fruta, conocida científicamente como “Punica granatum”.
La granada ya era valorada por Hipócrates en el siglo V a.C. para bajar la fiebre y los antiguos egipcios la valoraban tanto que eran enterrados con ellas.
Y en la actualidad, podemos observar que en la parte inferior del escudo español, aparece una granada con dos hojas.
Pero eso es historia, en el día a día, su consumo es bajo en comparación a otras frutas ya que es más complicado extraer el fruto y porque se requiere más tiempo para consumirla. De todas maneras, es una extraordinaria fruta que se debería introducir en los postres de todos los hogares. Para ello, vamos a resaltar algunos de sus beneficios.
De su composición nutricional podemos destacar su bajo aporta calórico, tan solo 61,50 Kcal por cada 100 gramos.
El 80% de su peso corresponde a agua, y el 89% de los nutrientes son hidratos de carbono polinsaturados, debido a las semillas que se encuentran en cada grano.
Los nutrientes restantes aparecen en un 4,5% los lípidos y en un 6,50% las proteínas.
En cuanto a vitaminas y minerales podemos destacar:
- 247 mg de potasio
- 25 mg de fósforo
- 20 mg de vitamina C
- 13 mg de calcio
- 3,5 g de fibra.
Así pues, podemos destacar que es una fruta con un gran poder antioxidante y su contenido en polifenoles es superior que a los arándanos, té, vino, y al cacao.
Según las conclusiones de los estudios más recientes, se afirma que son un tratamiento preventivo para diferentes tipos de cáncer, como son el de próstata o colon.
Además, científicamente, la granada está clasificada como una fruta que puede beneficiar la salud cardiovascular y mejorar situaciones de infección microbiana e inflamaciones. Y también mejorar situaciones de flatulencia y al ser astringente, puede ayudarnos a regular el tránsito intestinal.
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