Miedo a las grasas

A pesar de toda la información nutricional y dietética que circula por internet, librerías, revistas y aplicaciones para móviles, la conclusión a la que ha llegado la población es que tienen que eliminar  las grasas de su dieta, sí o sí. Pero ahora bien,  otra de sus “conclusiones” es que  podemos comer cualquier otro alimento que no sea solo “grasa” sin problemas.

Está claro que los estudios afirman que las grasas no saludables se relacionan directamente con problemas de peso y varias enfermedades cardiovasculares  por lo que agrava la  situación  de pánico a las “grasas”. Es tanto, que existe un sinfín de productos llamados anti-grasas.

Pero lo peor de todo es que se han globalizado todas las grasas, sin tener en cuenta su naturaleza, es decir, sin tener en cuenta si es una grasa natural o artificial, o simplemente, sin tener en cuenta el grado de saturación.

Jamás deberíamos comparar una grasa saturada con una grasa polinsaturada, pero como en todo, el desconocimiento es nuestro peor aliado.

El consumo de grasas saturadas se encuentran en alimentos preparados y en lácteos, su consumo  implica el aumento del colesterol LDL, es decir, el colesterol malo. En cambio, las grasas polinsaturadas son los ácidos grasos que encontramos en frutos secos y su consumo habitual se relacionan con reducción del colesterol LDL, de nuevo, el colesterol malo.

Pero…que tienen en común? Pues que  tanto los ácidos saturados como los polinsaturados son grasas, es decir, parten de la misma base bioquímica.

Hemos llegado a tal punto que no queremos saber nada de las grasas. Incluso cuando leemos o nos dice un dietista-nutricionista que las grasas son necesarias, dudamos de su profesionalidad, ya que siempre hemos creído todo lo contrario.  Las grasas tienen un papel fundamental en nuestro organismo, ya a nivel intercelular, estructural,  intestinal, protector y sobre todo, como reserva energética.

Si que es cierto que un consumo excesivo de cualquier alimento que contenga grasa nos va a repercutir negativamente en nuestro peso, pero esa situación va a ser la misma si consumimos una excesiva cantidad de proteínas o de hidratos de carbono.

Por lo tanto, existen alimentos que contienen grasas que deberíamos consumir, es más, debemos consumir, como por ejemplo; lácteos, pescados azules, frutos secos, aceites, etc. pero no por ello consumiremos elevadas cantidades.

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