El Estado latinoamericano encabeza, por encima de su vecino Estados Unidos, la lista de lugares con más obesidad adulta e infantil en el mundo
David Martínez tiene 41 años, mide 1,70 y pesa 165 kilos. Este hombre es uno de los 70 millones de mexicanos que padecen obesidad o sobrepeso, según las últimas cifras publicadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Con personas como David, México ha conseguido arrebatarle al vecino del norte, Estados Unidos, el triste título de ser, en proporción, el país con más obesos del mundo.
El cambio en el estilo de vida, que hace que cada vez se coma menos en casa, el sedentarismo y el abaratamiento de la comida basura son los principales factores del aumento de esta enfermedad en el mundo. En México, además, en los últimos 20 años el consumo de frutas y verduras ha disminuido un 30% y se ha incrementado un 37% el de refrescos.
Además, en este país, casi en cada esquina hay un puesto de comida callejera, muy barata y rica en grasas, sales y azúcares. En Ciudad de México, por ejemplo, con un euro cualquiera puede saciarse con cinco tacos de carne o frituras. Cada taco contiene una media de 150 calorías. David Martínez se come 30, más el refresco.
Fuera de control
Al mismo tiempo existe muy poca regulación respecto a la industria alimentaria. «Somos el país paraíso para las empresas transnacionales a nivel de normativa en los contenidos, el etiquetaje y la publicidad«, subraya Fabricio Campirano, investigador en nutrición y epidemiología del Instituto Nacional de Salud Pública.
La impunidad de las empresas es doblemente peligrosa cuando cada escuela tiene su propia tienda de bollería y chucherías. La obesidad se presenta a muy temprana edad. Uno de cada tres niños mexicanos tiene sobrepeso. Aparte de la discriminación que sufren estos chavales por parte de sus compañeros, la enfermedad les restará entre 10 y 15 años de vida.
La obesidad es un problema que va más allá de la talla. Es una grave epidemia de salud pública que se incrementa día a día y se asocia con otras enfermedades como la diabetes, la hipertensión o los problemas cardiovasculares. De hecho, la diabetes es la primera causa de muerte en el país y en el 90% de los casos está provocada por sobrepeso u obesidad. «Es una bomba que aumentará con el tiempo porque el Gobierno y las familias no podrán asumir los gastos de todas las personas con diabetes, daño renal o síndrome metabólico«, reconoce Campirano. El Estado mexicano gasta casi 5.000 millones de euros anuales en estas enfermedades.
A pesar de todo, el Gobierno parece que está reaccionando. El pasado noviembre se presentó el Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria, que tiene el objetivo de revertir esta epidemia, al promover tanto una mejor nutrición en los centros escolares como la actividad física cotidiana en escuelas y empresas.
Refrescos
Para Alejandro Calvillo, director de la asociación El Poder del Consumidor, esta es una mera declaración de buenas intenciones porque «el Gobierno se ha plegado a los intereses de la industria«. La campaña principal del acuerdo ha sido decidir qué productos se venden en las escuelas, pero, tras un debate con todos los sectores, sólo se han eliminado los refrescos y se ha reducido el tamaño de las bolsas de patatas, galletas y chucherías. Para Calvillo, se necesita una estrategia integral que contemple «una verdadera regulación de la publicidad de este tipo de productos, su eliminación de los centros escolares y una legislación que aclare el etiquetaje de los alimentos preparados«.
David Martínez asiente. «Hace falta más información porque no somos conscientes de todos los problemas que acarrea esta enfermedad hasta que la padecemos«, concluye este mexicano que sufre diabetes desde los 36 años a causa de su obesidad.
Enlace de la noticia:
http://www.publico.es/espana/369604/mexico-un-pais-para-obesos