Parece ser que el frío ha llegado y vamos a tener que convivir con él durante unos largos meses por lo que debemos empezar a cambiar nuestra alimentación y adaptarnos a las condiciones meteorológicas.
Alimentos más completos, de mayor elaboración y sobre todo platos que se sirvan en caliente, suelen ser los más consumidos y habituales para estas fechas. Pero no podemos olvidarnos que también suelen ser más calóricos.
Platos tan típicos durante el invierno; como unas lentejas o un cocido, suelen elaborarse con tocino, costillas u otras partes del animal que contienen una elevada concentración de grasa. Es por ello, que esos platos son tan calóricos y se suelen excluir de las dietas hipocalóricas.
Pero podemos consumir unas lentejas preparadas con verduras, que nos aportarán menos calorías, más fibra y lo que es importante, nos ayudarán a combatir el frío.
O incluso un caldo casero, si eliminamos la película de grasa que suele emerger sobre el caldo una vez a temperatura ambiente, podemos consumirlo tanto en una comida como en una cena. Ya sea con pasta, legumbres o incluso en consomé.
Cristina Sánchez Reyes
Dietista-Nutricionista