Son conocidos como Cronies -un acrónimo de restricción de calorías con nutrición óptima en la palabra que significa «compinches» en inglés.
Martin Knight mide 1.85m y pesa 65.77kg. Todos los días su desayuno es el mismo: una mezcla de col, chalotes, avena, pasta de tomate y aceite de oliva. El conteo de calorías es 170. Knight acompaña ese plato con té verde o blanco.
Ingiere diez comidas pequeñas al día y sobrevive con unas 1.900 calorías; más que la mayoría de gente que restringe su consumo de calorías. Pesa cada comida para asegurarse que su ingesta diaria es precisa.
Los partidarios de este enfoque de la salud son conocidos como Cronies -un acrónimo de restricción de calorías con nutrición óptima en la palabra que significa «compinches» en inglés- y la doctora Janet Tomiyama, psicóloga de la Universidad de California en Estados unidos, los está estudiando.
«Una persona normal necesita unas 2.000 calorías diarias. De manera que si reduces 500 calorías diarias durante el resto de tu vida, es algo considerable», señala. «Por eso este grupo es tan fascinante, porque ha logrado hacer esto y durante más de una década».
El desayuno de Martin Knight puede no resultar atractivo para todo el mundo. Tomiyama dice que el grupo está compuesto mayormente de hombres blancos mayores. Ellos tienden a ser «conocedores de literatura científica» bien educados. Básicamente están en busca de buena salud. Consideran que una vida más larga, si ocurre, es un beneficio adicional.
Se espera que los resultados del estudio de Tomiyama, que explora el impacto psicológico en los participantes, sean publicados este año.
Knight, de 49 años, se unió al estudio hace dos años. Había seguido una dieta vegetariana o vegana durante gran parte de su vida adulta, pero en los últimos años restringió su consumo de calorías.
Trabaja para la industria de las finanzas y vive en una casa escasamente amueblada en la ciudad costera de Santa Bárbara, en California.
Disfruta de una existencia lenta, meditativa, practicando yoga, levantando pesas y corriendo en su tiempo libre.
«Para mí ahora es normal, no parece difícil», comenta. «Sería más duro vivir con calorías ilimitadas, como antes. Creo que me sentitía miserable».
Tal vez sea una suerte que no le gusten los helados. Para darse un gusto, ocasionalmente come un sándwich de aguacate.
Knight dice que mantiene esta dieta porque le hace feliz «Te pone más alerta. Encaja con un estilo de vida más saludable, más calmado. Es muy práctico».
«Cuando uno tiene un poco de hambre, está más atento y más vivo».
Estudios y dudas
Los experimentos realizados en ratones han mostrado que comer significativamente menos puede alargar la vida, siempre y cuando los alimentos sean altamente nutritivos.
Sin embargo, aún no hay pruebas de que la restricción de calorías extienda la vida humana, y dos estudios recientes con monos rhesuss produjeron resultados conflictivos.
Pero ambos estudios reportaron los mismos efectos beneficiosos para la salud; todos los monos estaban mucho más saludables y sufrieron menos enfermedades.
«Si fuéramos capaces de reducir el peso en el mundo occidental en un 15 a 20%, la incidencia de enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad bajaría dramáticamente», indica el doctor Raphael de Cabo, autor principal de uno de los estudios.
La ciencia del ayuno
El doctor Valter Longo, director del Instituto de Longevidad de la Universidad del Sur de California, ha establecido que la restriccion en el consumo de calorías tiene beneficios claros para los ratones.
También ha identificado el papel de una hormona del crecimiento, el factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1, por sus siglas en inglés), al causar que el cuerpo pase a un estado que describe como «en reparación».
Los estudios sobre la gente que restringe su consumo de calorías sugieren que comer menos reduce sus niveles de IGF-1.
Esto parece cambiarlos del modo de «crecimiento» a «reparación», y se sugiere que es bueno para su salud. «Eso indudablemente incrementaría la duración de la vida de la población humana».
Quizá la última palabra sea del hombre al que muchos acreditan como pionero de la idea de restringir el consumo de alimentos para extender la vida.
El doctor Roy Walford, profesor de patología en la Escuela de Medicina de la Universidad de California en Los Ángeles, falleció en 2004 debido a complicaciones derivadas de la enfermedad de Lou Gehrig, conocida también como esclerosis lateral amiotrófica.
Tenía 79 años y gran parte de su vida fue un creyente apasionado del poder de comer menos.
Consumía apenas 1.600 calorías diarias y creía en la posibilidad de que los seres humanos vivieran 150 años.
Walford fue uno de los primeros científicos en demostrar que los ratones en una dieta limitada podían duplicar su vida. Cuando lo conocí en 1999, en su casa en Santa Mónica, ofreció una visión pragmática de la restricción calórica y sus beneficios. «Estás más saludable durante todo ese tiempo, necesitas dormir menos, estás estimulado intelectualmente, hay una sensación aumentada de bienestar y vitalidad.
«Así que si deseas cambiar todo eso para comer pastel, te digo que vayas y comas pastel».
Enlace de la notícia:
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/02/130212_salud_menos_calorias_vida_mas_larga_jgc.shtml