Cuando se trata de coger peso, o incluso de no perderlo, no hace falta irse más allá de la cocina para descubrir rituales poco saludables e inconscientes que ponen la zancadilla a una buena alimentación.
Quizás de forma aislada no parezcan importantes pero al pensar en ellos como conjunto pueden explicar algún que otro suspiro sobre la báscula.
A continuación, vamos a indicar seis costumbres que, desde la cocina, llevan a coger peso:
1. Utilizar los ingredientes ‘a ojo’ cuando se cocina o se hornea.
Añadir un toque de aceite de oliva o una pizca de sal puede que funcione bien en los programas de televisión pero pueden contribuir a un exceso de calorías en nuestro menú. Por ejemplo, ese toque personal de aceite de oliva podría estar cerca de la cucharada sopera que pide la receta pero también nos acerca demasiado a añadir 100 o más calorías. Lo recomendable es utilizar tazas y cucharas de medidas al preparar las comidas. «Tus papilas gustativas no notarán la diferencia», señala Kirkpatrick.
2. Pasarse con la grasa
Se utilice el método que se utilice al cocinar es clave no emplear demasiada grasa, mantequilla o aceite. Si se emplea el horno se pueden poner sobre las bandejas láminas de papel de aluminio engrasadas muy ligeramente. También es conveniente emplear sartenes y ollas antiadherentes que permiten cocinar con muy poca cantidad de aceite y con ello dejar atrás muchas calorías de más.
3. Comer directamente del paquete
La costumbre de comer del paquete por ejemplo las patatas fritas o todo tipo de alimentos procesados suele conducir a un consumo excesivo de estos productos, en especial cuando los paquetes son grandes. Este mal hábito en la cocina altera la percepción de la cantidad de comida que se toma de una vez. Hay que intentar ser consciente de las raciones en los aperitivos que se toman determinando la porción a consumir antes de empezar al servirlo en otro recipiente. Los restos de comida es mejor guardarlos en varios envases más pequeños en vez de en uno muy grande.
4. Dejar el resto de comida cocinada en la olla durante la cena
Es una rutina común: cocinas, te sientas a comer y dejas lo que no está en el plato en la cocina. Esta costumbre hace fácil volver a por una segunda ración que no necesitamos. Intenta establecer un nuevo hábito: antes de sentarte a cenar transfiere los sobrantes de las cacerolas y sartenes a contenedores y guárdalos en la nevera.
5. ‘Esconder’ las frutas y verduras en la cajonera auxiliar
Cuando algo está fuera de nuestra vista de alguna forma tampoco lo tenemos en mente. Prueba a mantener las frutas y verduras visibles. Almacénalas en la parte superior del frigorífico o incluso en un frutero sobre la encimera de la cocina. Estudios de investigación muestran que somos más propensos a consumir frutas y verduras cuando están fácilmente accesibles y visibles en la cocina.
6. Llenar el cuenco de ‘caprichos’ con aperitivos fáciles de picar
En muchas cocinas existe un recipiente lleno de dulces, frutos secos u otros aperitivos. Este plato suele ofrecer una satisfacción instantánea y un montón de calorías innecesarias. Si quieres perder peso de verdad elimina este cuenco o al menos llénalos con aperitivos que sean más difícil de comer en exceso. Por ejemplo, en un estudio, las personas consumieron un 41 por ciento menos de pistachos cuando se presentaron con su cáscara en vez de pelados.
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