A continuación os adjunto un artículo publicado por la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) sobre una de las bebidas más consumidas por los más jovenes, las bebidas energéticas.
La cafeína que contienen las bebidas energéticas puede ayudar a recuperar el vigor en momentos puntuales, pero estas bebidas, que contienen también otras sustancias excitantes de las que no se debe abusar, son muy peligrosas en exceso y sobre todo combinadas con alcohol, como han puesto de moda algunos jóvenes.
Consumo responsable.
Las bebidas energéticas, también conocidas como energizantes o estimulantes, atesoran en mayor o menor medida cualidades antifatiga debido a la cafeína y a otros ingredientes revitalizantes. Se las asocia con los retos deportivos, el riesgo y la aventura gracias sobre todo a Red Bull, la firma austriaca pionera que, desde sus comienzos, apostó por patrocinar eventos de deporte extremo, como la fórmula 1, el freestyle, el air race o el windsurf.
A estas bebidas se les presupone un aporte de vigor y energía, y qué mejor reclamo que aplicarlo a actividades que requieren mucha concentración, destreza y un derroche de adrenalina. Un consumo responsable de estas bebidas sería tomarlas ocasionalmente en momentos de decaimiento físico, siempre sin abusar y nunca de forma continuada. Al igual que sabemos que no es recomendable tomar media docena de cafés, deberíamos tener claro que tampoco lo es hacerlo con estos productos.
Las bebidas energéticas inhiben los neurotransmisores que provocan cansancio o fatiga y potencian la sensación de bienestar y la concentración. Suena a remedio milagroso, pero los efectos de estas bebidas varían de un consumidor a otro pues dependen de la cantidad ingerida, de con qué se mezclen y del metabolismo de cada persona. El problema surge con el consumo inadecuado de este producto por jóvenes que, atraídos por sus presuntas propiedades y los reclamos relativos al vigor, las mezclan con alcohol, lo cual conlleva serios riesgos.
Cafeína en el etiquetado.
Desde 2003 es obligatorio que la cafeína utilizada como aroma aparezca en el etiquetado, como en el caso de los refrescos de cola. Si contiene más de 150 mg/litro de cafeína, la legislación establece la obligatoriedad de añadir la leyenda “contenido elevado de cafeína” seguida de la cantidad en mg/litro.
Sería el caso de las bebidas energéticas de nuestro estudio, aunque la denominación “bebida energética” no tiene una definición legal y no responde a unos criterios de composición. Esto no quita que en estas bebidas se busque el ingrediente ‘mágico’ que estimule, y el único cuyo efecto estimulante aprobado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) es la cafeína.
Las bebidas O2 Extreme y Hacendado llevan la leyenda de bebida energética, pero según el análisis no contienen mucha más cafeína que un refresco de cola: 49 y 134 mg/l respectivamente (Coca-Cola y Pepsi Max tienen 92 y 138 mg/l). De hecho, son las únicas sin el aviso de alto contenido en cafeína.
El etiquetado obligatorio, el que informa al consumidor, queda difuminado tras los mensajes fantasiosos. Así, son difíciles de encontrar informaciones cruciales, como que no son aptas para menores de 16 años o embarazadas. El riesgo está en el consumo excesivo, y se ha establecido que en un adulto sano una ingesta inferior a 400 mg diarios de cafeína es segura, y en un adolescente, 100 mg diarios.
Su propiedad revitalizante estriba sobre todo en su contenido en cafeína, aunque no hay que olvidar tampoco el azúcar que contienen y que aporta energía: unas 220 kcal por lata de 50 cl. La versión light tiene la misma cafeína, pero sin azúcar ni energía.
Precios dispares.
Pese a que los contenidos de las latas son casi siempre similares, los precios son muy distintos, sobre todo desde la incorporación de las marcas blancas. Por ejemplo, una lata de Red Bull cuesta 1,24 euros de media y contiene 75 mg/l de cafeína, mientras que Carrefour Energy Drink, con la misma capacidad y 74 mg/l, cuesta 33 céntimos, una diferencia del 277%.