Es un alimento que necesita muchas horas solares para poder crecer, por lo que el momento de cultivo ideal son lo meses de verano. A pesar de ello, la podemos encontrar durante todo el año, debido al cultivo en invernaderos.
La berenjena, conocida científicamente con el nombre Solanum melongena es una de las hortalizas con menor aportación en hidratos de carbono, un valor inferior al 5%.
Su aporte energético es tan solo de 17 calorías por cada 100 gramos (hervidas), y podemos destacar su contenido en potasio y como siguiente micronutriente en mayor concentración, encontramos es el acido fólico, conocido también como B9 (aunque no podemos considerarlo como un alimento fuente de esta vitamina).
Hace un tiempo publiqué un estudio realizado en la Universitat Politècnica de València (UPV) en que aseguraban, que este vegetal contienen polifenoles capaces de reducir los niveles de colesterol LDL, regular los niveles de glucosa, todo ello, con un efecto antitumoral.
A pesar de ser un vegetal con una aportación calórica muy escasa, es muy importante recordar que en función a su cocción y a la cantidad que se ingiera, tendremos un alimento saludable hiper o hipocalórico.
Cristina Sánchez Reyes
Dietista- Nutricionista
- Lo primero de todo es preparar el horno, así que lo encendemos y lo ponemos a una temperatura de 170-180ºC.
- Cogemos dos berenjenas, las lavamos superficialmente, las partimos por la mitad a lo largo y las colocamos sobre una bandeja y la ponemos dentro de el horno.
- Una vez veamos que las berenjenas están hechas, las retiramos del horno y las dejamos enfriar.
- Pasado un tiempo, cuando las berenjenas estén frías, las pelamos y ponemos la pulpa en un recipiente para usar la batidora.
- Antes de batir las berenjenas, añadimos un buen chorrito de AOVE, sal y un poquito de pimienta. Y lo trituramos todo, hasta obtener una pasta homogénea. (Si la mezcla no tiene una textura muy pastosa, podemos añadir poquito a poco AOVE).