Un 30 por ciento de los niños en edad escolar no toma pescado ni verduras en casa y, en la actualidad, cada vez menos niños comen en el colegio, según revela una encuesta realizada por el Grupo Alimentario Argal entre padres de niños de 6 a 12 años.
Otro dato destacable de la encuesta es que el 65 por ciento de los padres declara que su hijo come pizza una vez por semana y más del 30 por ciento afirma que acude a un establecimiento de comida rápida también una vez por semana.
Los resultados reflejan además que sólo el 39 por ciento de los padres tiene en cuenta el menú escolar a la hora de facilitar a sus hijos una comida variada y equilibrada, algo que suele atribuirse a la falta de tiempo para cocinar al mediodía debido a los horarios de trabajo, el desconocimiento de la combinación adecuada de los alimentos o de las cantidades recomendables, etcétera.
Como consecuencia de estas dietas, el estudio ‘Aladino‘ sobre la prevalencia de obesidad infantil, realizado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), dependiente del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, indica que más del 45 por ciento de los niños de 6 a 9 años sufre algún problema de peso.
Según el presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), Jesús Román Martínez, «el menú de los niños tiene que ser variado y equilibrado, poniendo especial interés en que haya un consumo adecuado de los alimentos que habitualmente fallan en su dieta: frutas, verduras, pescados, legumbres». «Lógicamente, preferiremos productos frescos, de calidad contrastada y cuyos ingredientes básicos no estén enmascarados por elementos ajenos», detalla el experto.
Los hábitos en el desayuno y la merienda se van decantando poco a poco por el consumo correcto de bocadillos (37%), leche (36%) y fruta (16%) «aunque todavía lejos de las ingestas semanales idóneas», reconoce el doctor. «De todas formas, aún se podrían mejorar estos hábitos buscando en el etiquetado de los productos que sean lo más naturales posible, es decir, consumir por ejemplo pechuga de pavo sin fécula o jamón cocido sin fosfatos añadidos», añade.
El «caballo de batalla» de muchos padres continúa siendo el conseguir que los niños coman más verdura y fruta. En la encuesta muchos padres reconocen fracasar en su intento. Al respecto, Román señala que «para conseguir que los niños coman frutas y verdura es importante la imaginación de los padres. La presentación divertida de los platos o el jugar con los diferentes sabores o cocinarlos juntos pueden ser fórmulas eficaces para motivar su ingesta».
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