1- Organización alimentaria. Es importante hacerte una pequeña pauta semanal para estipular todas las comidas y cenas de la semana. Porque así, evitarás las cocciones rápidas tipo, frito o rebozado por no haberte organizado bien la comida.

2- Control del aceite. A pesar de todos sus beneficios es un alimento hipercalórico. Por lo tanto,  debemos intentar reducir su uso, sobretodo en cocciones y controlar su utilización en aliños.

3- Consumir verdura tanto en la comida como en la cena. Su gran aporte en agua, provoca que las verduras y hortalizas sean alimentos hipocalóricos. Lo que son seriamente recomendados.  Las verduras y hortalizas aportan  muchas vitaminas y minerales, pero se recomienda consumirlas con mucha variedad, para  que nuestro organismo pueda tener acceso a todas las vitaminas y minerales.

De los vegetales también se destaca su contenido en fibra, la cual te ayudará a tener una mayor sensación de saciedad.

4- Hacer 5 comidas al día. Cuantas más comidas puedas hacer al largo del día, mucho mejor. Porque así no llegarás a tener sensación de apetito y evitarás los típicos atracones o situaciones de ansiedad. Los cuales provocan que consumas cualquier alimento y que además, lo consumas rápidamente. Lo que desencadena una menor sensación de saciedad.

5- Beber tan solo agua.  En muchas ocasiones la población consume refrescos o zumos en lugar de agua. Y lo que no saben es que esas bebidas le están aportando diariamente una elevada cantidad de calorías que les frena la pérdida de peso. A parte de la cantidad de gas que contienen. Por ello, debemos consumir siempre agua cuando tengamos sed.

6- Hacer ejercicio.  Si podemos acudir a un gimnasio dónde podamos hacer ejercicios cardiovasculares y luego, tonificar un poco nuestros músculos sería genial. Pero si no podemos, por tiempo  o por dinero, podemos hacer algo mucho más económico. Salir a caminar como mínimo 40 minutos, así conseguiremos eliminar grasas y sobre todo, estar en forma.