Balón intragástrico: pros y contras.

La obesidad es una enfermedad que representa un riesgo grave para la salud. El objetivo de su tratamiento es conseguir una pérdida de peso controlada y mantenida en el tiempo.

Para ello, se deben adoptar cambios definitivos en el estilo de vida: restricción calórica en la dieta, realización de ejercicio físico de forma habitual y modificación de hábitos de vida poco saludables. Desde hace varios años está disponible una técnica endoscópica, el balón intragástrico, que sin necesidad de cirugía puede ayudar a perder peso.

Se trata de una esfera de silicona que una vez introducida en el estómago, bajo control endoscópico, se rellena con una solución acuosa y se deja flotando libremente en la cavidad gástrica. Al ocupar parcialmente el estómago y dificultar su vaciado, produce una disminución de la sensación de hambre y la aparición de saciedad precoz al comer. Con estos dos efectos es fácil seguir una dieta y cambiar los hábitos dietéticos y de ejercicio necesarios para, no sólo conseguir una pérdida de peso, sino también mantenerla en el tiempo.

Se coloca de forma ambulatoria, con una sedación ligera controlada por el médico anestesista y bajo control endoscópico, introduciendo el balón y el endoscopio por la cavidad oral sin necesidad de practicar ningún tipo de cirugía. La realización de la técnica no dura más de 20 minutos y el paciente puede marcharse a su domicilio el mismo día de la colocación. El balón gástrico está desarrollado especialmente para no deteriorarse con la acidez del estómago, presenta una válvula de silicona que se cierra automáticamente cuando el balón está lleno. Se puede llevar alrededor de 6 meses. Durante los 2-3 primeros días es normal tener náuseas, vómitos y molestias en epigastrio, pues el estómago intenta liberarse del balón.

El tratamiento se debe acompañar siempre de un equipo multidisciplinar de especialistas que apoyen al paciente durante los 6 meses de tratamiento, con el fin de ayudarlo a conseguir una pérdida de peso adecuada, establecer unos buenos hábitos alimentarios y de actividad física. Estos grupos están generalmente integrados por un dietista-nutricionista, psiquiatra, psicólogo, endocrino y endoscopista.

Las contraindicaciones absolutas para su colocación son: cirugías previas en el estómago, hernia hiatal voluminosa, anomalías de la faringe y el esófago, venas varicosas en el esófago, uso de fármacos antiinflamatorios o anticoagulantes, embarazo y trastornos psiquiátricos. Las contraindicaciones relativas son: esofagitis, ulceración y lesiones agudas de la mucosa gástrica.

Aunque es una técnica segura, todas las intervenciones tienen sus riesgos. Puede ocurrir que el balón se desinfle por un pinchazo y pase al intestino delgado, provocando una obstrucción del mismo. Existen tratamientos médicos y endoscópicos eficaces para solventar estas complicaciones.

En algunos hospitales se utiliza como tratamiento para conseguir una pérdida de peso previa a la cirugía bariátrica, en aquellos pacientes de riesgo, ya que al bajar de peso mejoran las comorbilidades asociadas a la obesidad. Una vez se extrae el balón hay que esperar unos seis meses antes de la intervención quirúrgica.

Pros: Es un dispositivo fácil de colocar. Se consigue una pérdida de peso rápida al principio cuando se siguen debidamente las recomendaciones de los expertos. Siempre que se acompañe de un programa de cambios en el estilo de vida puede dar buenos resultados.

Contras: No es un tratamiento financiado, en la mayoría de los casos hay que acudir a clínicas privadas y el precio oscila entre los 2500-5000€. No es un tratamiento definitivo, tiene una duración limitada. La no extracción a su debido tiempo puede comportar complicaciones. No es una técnica milagrosa, hay que ser muy consciente de que la colocación del balón implica una serie de cambios que hay que estar dispuesto a asumir. En muchas ocasiones se vuelve a recuperar el peso perdido y esto va acompañado de trastornos en la autoestima del paciente.

Hay infinidad de estudios que valoran los resultados de esta técnica en la literatura científica y muchos concluyen que no existe evidencia convincente de que el uso del balón intragástrico implique una mayor pérdida de peso que un tratamiento convencional.

Bibliografía:

Imaz I, Martínez-Cervell C, García-Álvarez EE, Sendra-Gutiérrez JM, González-Enríquez J. Safety and effectiveness of the intragastric balloon for obesity. A meta-analysis. Obes Surg. 2008;18(7):841-6. PMID 18459025

Fernandes M, Atallah AN, Soares BG, Humberto S, Guimarães S, Matos D, Monteiro L, Richter B. Intragastric balloon for obesity. Cochrane Database Syst Rev. 2007 Jan 24;(1):CD004931. Review. PMID 17253531

Alicia Molina López

Dietista-Nutricionista. 

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